¿EL ESLABÓN PERDIDO?: FÓSIL HALLADO RECIENTEMENTE VINCULA AL SER HUMANO CON LOS LEMURES
En un nuevo libro, documental y sitio web promocional, el paleontólogo Jorn Hurum, líder del equipo responsable del análisis del fósil de 47 millones de años de antigüedad mostrado en la imagen superior, sugiere que Ida es una especie crucial de nexo, un eslabón perdido en la evolución de los primates (guía interactiva de la evolución humana de la revista National Geographic).
(Entre los miembros del equipo estaba el paleontólogo Philip Gingerich de la Universidad de Michigan, miembro del Comité de Investigación y Exploración de la National Geographic Society, propietaria de National Geographic News.)
El fósil es un puente que cubre la brecha entre los primates superiores como los monos, simios y humanos con sus parientes más lejanos: los lemures.
En palabras de Hurum, del Museo de Historia Natural de Oslo, Noruega:«Este es el primer eslabón a todos los seres humanos». Ida representa «el nexo más cercano que podamos obtener de un ancestro directo».
Ida, cuyo nombre científico es Darwinius masillae, presenta una anatomía especial y única. El esqueleto lemuriano muestra características de primate, como manos prensiles, pulgares opuestos, dedos sin garras y con uñas y extremidades relativamente cortas.
«Este espécimen parece ser un fósil muy antiguo de primate, perteneciente al grupo que engloba al ser humano», comenta Brian Richmond, antropólogo biológico de la Universidad George Washington en Washington, D.C., y que no participó en el estudio.
Sin embargo, existe un gran vacío en el registro fósil de este período, añade Richmond. Los investigadores no saben con seguridad dónde y cuándo se separó el grupo de primates que incluye monos, simios y humanos de este otro grupo que incluye a los lemures.
«[Ida] es uno de los puntos de ramificación importantes del árbol evolutivo» añade Richmond, «aunque no es el único».
Al menos un aspecto de Ida es incuestionablemente único: su increíble estado de conservación, jamás visto en ejemplares del Eoceno, cuando los primeros primates sufrieron un período de rápida evolución. (Consulte un cronograma prehistórico.)
«De este período geológico quedan muy pocos fósiles y tienden a ser un colmillo suelto por aquí o una falange de cola por allá» explica Richmond. «Por lo que no se puede decir mucho sobre lo que este [tipo de fósil] representa en términos de historia o biología evolutiva».
En el caso de Ida, los científicos han sido capaces de examinar evidencia fósil de piel y tejido blando e incluso hurgar en los restos de su última comida: frutas, semillas y hojas.
Además, el recién descrito «eslabón perdido» se encontró en la fosa Messel de Alemania. Richmond añade que los orígenes europeos de Ida son cruciales, puesto que podrían sugerir, en contra del saber establecido, que el continente fue un área importante de evolución de los primates.
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